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Torreón: 117 años de desafíos y resiliencia

En el momento que Torreón se convirtió en ciudad tenía poco más de 26 mil 500 habitantes, el 80 por ciento de los mismos pertenecientes a las zonas rurales o la incipiente clase trabajadora que se formaba gracias a empresas de gran relevancia, tales como La Constancia, La Metalúrgica, Hilandera La Fe, Jabonera La Unión, además de mercados como La Alianza o las propias estaciones del ferrocarril o tranvía eléctrico.

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El 15 de septiembre de 1907 el entonces gobernador de Coahuila, Miguel Cárdenas, determinó que era hora de plasmar su firma en un decreto oficial, mismo que elevaba a Torreón de su categoría como “villa” a “ciudad”, se trataba del modelo perfecto de “progreso porfiriano” y se perfilaba como uno de los puntos de mayor importancia para México en el futuro.

En aquel día no hubo fiestas masivas, bailes musicales, pirotecnia o mayores festejos especiales (además de las celebraciones patrias), pero los años siguientes habrían de marcar claramente el rumbo de una de las ciudades de mayor crecimiento económico y social del país, habría de iniciar sus días como urbe moderna la llamada “Perla de la Laguna”.

En el momento que Torreón se convirtió en ciudad tenía poco más de 26 mil 500 habitantes, el 80 por ciento de los mismos pertenecientes a las zonas rurales o la incipiente clase trabajadora que se formaba gracias a empresas de gran relevancia, tales como La Constancia, La Metalúrgica, Hilandera La Fe, Jabonera La Unión, además de mercados como La Alianza o las propias estaciones del ferrocarril o tranvía eléctrico.

Una característica de aquella nueva ciudad eran sus calles amplías (aunque de tierra suelta y roca), además de edificios con estilos influenciados por la arquitectura de otros países, haciendo gala de su formación multiétnica y mayoritariamente norteamericana, árabe y europea del tipo “Art Decó”, el Hotel Salvador, Hotel Francia, la casa de la familia Wolff y los chalets de otras tantas, eran muestra de la riqueza cultural que tenía Torreón desde su origen.

A ello se le sumaba no solamente esa variedad de orígenes sociales, sino un optimismo generalizado en términos comerciales y de negocios por el apoyo que representaba el paso del ferrocarril y su conectividad con todos los puntos cardinales, ni siquiera el clima adverso parecía detener el progreso evidente de los torreonenses.

Sin embargo, no todo era positivo, entonces los servicios públicos eran casi inexistentes en gran parte de la ciudad, el drenaje estaba limitado a unas cuantas calles, el mismo alumbrado era limitado a la entonces plaza principal, además de que la pavimentación estaba aún en el futuro; los vehículos predilectos para el transporte de personas seguían siendo las carretas, los coches cerrados de tracción equina y el ya muy conocido tranvía de Torreón a Lerdo, mismo que tenía un costo de 6 centavos por viaje y cruzaba el corazón de las tres ciudades de la Zona Metropolitana de la Laguna: Torreón, Gómez Palacio y Lerdo; en 1907 no se sabía, pero desde entonces no se habría de tener un sistema metropolitano de transporte público tan eficiente y ecológico.

De igual forma los servicios de salud eran limitados y el traslado de mercancías hasta las zonas rurales podía tomar un día entero, los caminos para salir de Torreón eran muy pocos y la cobertura de la autoridad municipal era delegada a sectores específicos.

Pese a esos retos Torreón supo crecer con el progreso económico de la época y posicionarse como un punto clave en el desarrollo nacional, lo que además la hizo blanco de la efervescencia política antireeleccionista de Madero, quien por esos días y hasta antes del estallido de la Revolución Mexicana en noviembre de 1910, había visitado en repetidas ocasiones la ciudad para fundar y organizar clubes políticos.

De 1907 a 2024 la población tuvo que sobreponerse a diversas dificultades, principalmente las batallas de la Revolución Mexicana, el genocidio de 303 ciudadanos de origen chino, el azote de la influenza española, la crisis económica de finales de 1960 e inundaciones por avenidas del Río Nazas, la crisis manufacturera de entre los años 80s y 90s, así como los años de violencia de 2008 a 2012, la pandemia del COVID-19, entre otros.

Esos 26 mil 500 habitantes ahora se han convertido en 720 mil 848, 27.2 veces más que el día que Miguel Cárdenas proclamó a Torreón como nueva ciudad.

Sin ser capital del estado, en medio del semidesierto y con retos importantes por delante, Torreón se mantiene como una de las ciudades clave para el desarrollo del país, liderando una de las zonas metropolitanas más importantes a nivel nacional y con una actual inercia de atracción económica sin precedentes en el remo de la industria y los servicios.

Edificios como el propio Hotel Salvador, el propio Mercado Alianza, el inmueble del entonces Hotel Francia y la ahora llamada Plaza de Armas (antes 2 de Abril) siguen siendo testigos de las batallas diarias de los torreonenses por sacar adelante a las nuevas generaciones.

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