
Durante los años 2020 y 2021, en el contexto de las restricciones sociales por la pandemia del COVID-19, se popularizaron en Torreón los eventos clandestinos de convivencia social, promocionados vía redes sociales y en los que primordialmente se privilegiaba el consumo de alcohol, el desorden y hasta el consumo de sustancias ilícitas.
Con las sanciones y detenciones que se ejecutaron por parte de las autoridades, principalmente en quintas y establecimientos operando fuera de horario, dichos eventos se fueron transformando en reuniones convocadas por menores de edad, en espacios particulares que no estaban sujetos a vigilancia comercial, además de fincas sin presencia de adultos que pudieran ser detenidos por las autoridades.
Ante dicho panorama, el ahora extinto Subcomité Técnico de Salud de la Laguna, determinó implementar el llamado operativo CERO TOLERANCIA, mismo que fue dejando diversas acciones de intervención en áreas comerciales y particulares, cada vez más las fiestas fuera de regla era protagonizadas por menores de edad, incluso en colonias cerradas y residenciales.
Con el paso de la emergencia sanitaria la situación no se modificó, los grupos de jóvenes mantuvieron la organización de ese tipo de fiestas vía redes sociales, en grupos públicos e incluso cobrando cuotas de acceso.
Desde el año 2022 ha seguido la misma tendencia pese a los operativos oficiales, tanto autoridades municipales como estatales se mantienen clausurando quintas y desalojando viviendas con ese tipo de festejos, los cuales han estado siendo denunciados por los propios vecinos, quienes al observar el desorden en la vía pública y percibir la música a un gran volumen, llaman a las líneas de emergencia y atención de las policías.
Pero ¿Qué se está haciendo para evitar que se siga registrando este fenómeno?
La Procuraduría de Niñas, Niños y la Familia en la región (PRONNIF) ha intervenido en cada evento detectado, acercándose con los padres de cada menor y dando seguimiento al entorno específico de cada caso, sin embargo, la propia autoridad ha admitido que dichas prácticas se han vuelto populares entre las nuevas generaciones, en gran medida por el desinterés de los padres de involucrarse activamente en asuntos de los adolescentes.
Ante ello, se llama a los padres y madres a estar pendientes de las actividades de sus hijos, de estar pendientes de las personas que frecuentan y de los espacios a los que acuden a divertirse, el omitir este tipo de aspectos son constitutivos de omisión de cuidados al tratarse de menores de edad.
Sin duda, el fortalecimiento del tejido social y del núcleo familiar son elementos clave para evitar ese tipo de incidentes y otros más.