
Ciudad de México.- Para las personas "woke", se trata de una forma de protesta no violenta que permite empoderar a grupos históricamente marginalizados de la sociedad y corregir comportamientos, sobre todo de los sectores más privilegiados, que hasta ahora eran parte del stato quo y persistían sin castigo ni cambio.
En los últimos años, el término “woke” se ha vuelto casi omnipresente en el discurso público, especialmente en las redes sociales y en los debates sobre cultura y política. Pero, ¿qué significa realmente ser “woke” y por qué genera tanta controversia?
En este sentido, vale la pena conocer el origen de la palabra y cómo el término ha evolucionado desde su inicio como una tendencia a la consciencia social hasta ser usada de manera peyorativa.
¿Qué es ser “woke”?
Originalmente, el término “woke” proviene de la comunidad afroamericana y se utilizaba para describir a las personas que estaban conscientes ante las injusticias raciales. La palabra es el pasado de “wake” en inglés, en referencia a personas que “han despertado”.
Con el tiempo, su significado se amplió y actualmente también se usa para referirse a cualquier individuo que es consciente de las cuestiones sociales y políticas importantes de nuestro tiempo, como la igualdad de género, los derechos LGBTQ+, la justicia social y la inclusión.
Según las tendencias, ser “woke” implica:
Mantenerse actualizado sobre los problemas sociales y políticos más relevantes.
Cuestionar las normas y las estructuras de poder que perpetúan la desigualdad.
Comprender y compartir las experiencias de las personas marginadas.
Tomar medidas para promover el cambio social, es decir, realizar activismo.
A pesar de sus connotaciones positivas, el término “woke” ha sido objeto de una creciente polarización y ha adquirido una connotación negativa para muchas personas. Los críticos del término lo asocian con diferentes cuestiones.
Algunas de ellas son la “cultura de la cancelación“, al boicotear a personas o instituciones consideradas ofensivas o inapropiadas y a la “corrección política” por evitar palabras o expresiones que puedan ser consideradas ofensivas o discriminatorias.
También se asocia con el “radicalismo“, es decir, la adopción de posiciones políticas extremas o impopulares.
Con información de WEB