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Vox mantiene su apuesta por Trump pese a los aranceles

Vox defiende la política arancelaria de la Casa Blanca y sostiene que España debería hacer lo mismo para proteger su mercado.

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Madrid.- La guerra comercial abierta por Donald Trump no ha hecho variar la apuesta de Vox por el presidente de EE. UU., a pesar de las previsibles consecuencias que los nuevos aranceles tendrán para una buena parte del electorado de Santiago Abascal.

 

Ni una crítica directa a Trump. Enmarca su proteccionismo económico en la defensa soberana de los intereses de EE. UU., un principio ideológico base de los partidos afines a Vox.

 

El mutismo solo ha cesado para desear, primero, que ojalá no estableciera los aranceles y, después, para declarar sin más que el 20 % impuesto a España el mismo porcentaje para toda la Unión Europea, también para la Italia de la ultraderechista Georgia Meloni es una mala noticia.

 

Lo reconoció el secretario general de Vox en el Congreso, José María Figaredo, este jueves, horas después de que Trump anunciara su plan global de aranceles y de que Abascal marcase la posición del partido en un mensaje en las redes acusando a socialistas y populares de arrastrar a España a una guerra comercial suicida.

 

"Nuestra economía compite en condiciones de desigualdad por la burocracia ideológica del bipartidismo, según Abascal, que también responsabilizó a Bruselas y cuestionó que la solución sea someterse más a China.
Desde la sede madrileña de Bambú tratan de evitar fugas en su electorado. Los aranceles estadounidenses afectarán especialmente al sector primario, uno de los principales nichos de voto de Vox, por lo que intentan convencer de que las únicas culpables de sus males son las políticas europeas."

 

Un equilibrio difícil


El posicionamiento de Vox ha recibido críticas desde el Gobierno, que ha vuelto a excluirle de los contactos con todos los partidos para recabar su apoyo a las medidas diseñadas para mitigar el impacto de loa aranceles.

 

El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, rebautizó a Abascal como Santiago Arancel, el siervo más fiel, mientras que el titular de Transportes, Óscar López, le tachó de vendepatrias sometido a poderes ajenos a España.


"También han sido tajantes desde el PP: Nadie que diga ser patriota puede respaldar esta decisión ni tampoco minimizarla, según el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, que cuestionó el silencio connivente de Vox ante Trump.
Abascal le respondió, llamándole mentiroso y evidenciando aún más su distancia con los populares."

 

En su aislamiento, ha sido contestado incluso por quien fuera su portavoz en el Congreso y aún militante del partido, Iván Espinosa, que en un hilo en X recalcó que "se puede defender todo lo que Trump hace bien sin justificar lo que hace mal".

 

"De hecho, es la forma correcta de proceder en general, pero más cuando una iniciativa perjudica los intereses de nuestra propia nación, advirtió en defensa del libre comercio."

 

Posición complicada de Vox


Por contra, el nuevo secretario general del sindicato Solidaridad, afín a Vox, Jordi de la Fuente, defiende la política arancelaria de la Casa Blanca y sostiene que España debería hacer lo mismo para proteger su mercado.

 

Vox se mueve de este modo en una posición complicada, haciendo equilibrios entre su gran aliado internacional y sus votantes.

 

Frente a ello, vuelve a las campañas en redes diciendo que son los únicos que defienden a los productores y a una de sus fórmulas fetiche para exhibir fuerza: las convocatorias multitudinarias. Este domingo reunirá en Valencia a más de 2.300 simpatizantes al grito de Es la hora de los patriotas.

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