WhatsApp
Pronostico del tiempo
Twitter
Instagram
YouTube
Facebook

+

No es Andrea Chávez, pero también pasa en Coahuila

La protagonista de abril, Andrea Chávez, reúne para efectos prácticos todos los vicios de la política mexicana en una sola representante popular

  • 9

La protagonista de abril, Andrea Chávez, reúne para efectos prácticos todos los vicios de la política mexicana en una sola representante popular. Y probablemente su campaña tres años anticipada por la gubernatura de Chihuahua reúna todos los delitos electorales existentes en el catálogo (si es que algún día vuelven a aplicarse para un aspirante de Morena en el ámbito federal, lo cual está por verse).

A su corta edad aspira a ser Diputada Federal, Senadora y Gobernadora en una meteórica carrera de seis años, todo antes de los 30. Tiene prisa por detentar el poder, aunque no sepa para qué.

En esa ruta personal no tiene ningún reparo por los juicios deontológicos. La sociopatía es su mejor arma para abrirse paso sin escrúpulos entre las consideraciones morales de los eventuales votantes.

Pero el fenómeno no inicia y acaba con ella. Su ejemplo no es una excepción; por el contrario, es aquél de la más destacada representante del ‘cuatroteísmo’ joven (si acaso existiese tal cosa). Es decir, aquellos menores de 35 años de edad que antes de 2018 no habían participado en política, o quienes lo habían hecho tímidamente sin acaparar espacios. Y lo es, no sólo por acumular más cargos en tan corto tiempo, sino por significar el sumun de la incongruencia como grupo: reivindican con la izquierda y se contradicen con la derecha; defienden puertas adentro lo que rechazan dientes afuera. Viven en un acomodaticio subibaja de postureo para redes sociales.

Andrea, quien creó de sí misma el personaje “la niña que sobrevivió a la guerra de Calderón” para incursionar en la arena digital, ha sido pionera en las quejas por violencia política en razón de género para frenar el debate público en su contra y generar un efecto paralizante de la crítica. No sólo no ha conseguido ese objetivo, cada vez más ruin y desgastado por el uso, sino que la marea de la opinión pública ya la rebasó y le sepultó.

La Presidenta de la República también. El martes en su conferencia matutina, Claudia Sheinbaum se pronunció a pregunta expresa sobre su caso: “Que nadie se adelante a nada. Hay que poner reglas. No es un asunto de llegar al poder por llegar al poder”.

Además de los adelantados la mandataria habló del nepotismo como lacras a combatir. Le puso, en pocas palabras, un estate quieto. Y aquí es donde llegamos al quid de la cuestión, pues en Coahuila también hace aire si consideramos el paralelismo en circunstancias y formas con la descocada campaña por la gubernatura emprendida por Cecilia Guadiana que, para dimensionar, es lo mismo pero más barato. O mejor dicho: a menor escala.

La diferencia estriba en que allá en Chihuahua son caravanas de propaganda personalizada: ambulancias, médicos, camiones con aparatología y laboratorio, plantas de luz, espectaculares por todo el territorio con su fotografía por delante, amplificada, en todo lo anterior. Es decir, el pragmatismo en su máxima expresión. El descaro.

En Coahuila, en cambio, se trata de vehículos con matrículas seriadas (RRW-624-B y RRW-625-B) registrados en Nuevo León (territorio neutro entre Tamaulipas y Coahuila, por cierto) como “banco de sangre”, además de camionetas rotuladas y brigadas uniformadas.

“Salvan vidas”, justificó en su día la senadora por Coahuila (como si fuese Pato Zambrano dando primeros auxilios por las calles de Monterrey con la hebilla de un cinto), acusando una oleada de desmayos por golpe de calor que sucedieron de manera inusitada, justo al pie de donde se ubicaban estacionados sus “camioncitos” en un evento de la Secretaría de Bienestar, pese a que ése día, 7 de febrero, fecha en que fue exhibida públicamente, la temperatura no rebasó los 27 grados en Saltillo a ninguna hora del día, y tampoco constan peticiones previas de auxilio a Protección Civil Municipal por aglomeraciones.

“Camioncitos”, le llaman de manera amable. Así, usando un lenguaje que resalte su inocuidad. No puede hacer daño (ni mucho menos constituir un delito en el ideario colectivo) algo que se menciona en diminutivo: la despensita en el camioncito y el bachecito junto al mercadito.

Parece una obviedad, aunque no está de más recordarlo: el trabajo de un Senador es legislar para que el Estado Mexicano provea servicios de salud de calidad y suficientes para cubrir la demanda poblacional. Que no lo desmantele, ni administre la precariedad. Su labor no es medir la presión arterial a transeúntes vía interposita persona, empleada para tal fin, en una perversa cadena donde se comprometen los datos personales con fines electorales de aquellos incautos que logran llevar a su territorio móvil.

Si bien un vaso con agua no se le niega a nadie, ninguno espera verlos repartiendo botellines en concentraciones de beneficiarios de programas sociales (cautivos estos por la obligación de trasladarse a un lugar en específico). Las suyas no son brigadas que atienden a la población luego de un hecho fortuito, o de fuerza mayor, como lo haría el Ejército aplicando el Plan DN-III. Hacer creer lo anterior es un insulto a la inteligencia.

No “hacen falta manos”, como mencionó en su día la Senadora por Coahuila para invitar a otros a infringir la ley y seguir su ejemplo, ya que no se trata de apagar un incendio forestal en el rancho de Los Lirios a mano cadena, sino de aplicar una labor intelectual en un recinto legislativo.

Ahora bien, si los movimientos de Andrea Chávez a dos años del objetivo que se ha propuesto en Chihuahua resultan descabellados y con exceso de ansiedad, ¿qué serán los de Guadalupe Mandujano Jr. en Coahuila, a cinco años de distancia?

Cortita y al pie

Luego están Los Hermanos Hurtado Vera. Uno es empresario minero y el otro petrolero… por lo menos en documentos, de acuerdo con las sociedades mercantiles Carboner 427 y Asesores Energéticos de Coahuila, ambas constituidas en Saltillo durante noviembre de 2021 (con una semana de diferencia, en la misma notaría).

La primera pertenece a Néstor Jonathan, director general en el Instituto que vive sus estertores de muerte: el ICAI. La segunda, a José Alberto, diputado local plurinominal de Morena, en la cual es socio de Galio Vega Abrego, delegado federal de Profeco.

No obstante Alberto posee una segunda razón social, todóloga, denominada Multidisciplinas HV, S. de R.L. de C.V., domiciliada en Monterrey.

Para el tema que nos ocupa (financiamiento de “camioncitos” y “mercaditos”, además de cuadrillas de bacheo, trama en la cual participa secundando a Cecilia) Hurtado es el único representante de los 25 en el Congreso del Estado que subvenciona una actividad permanente tan one-rosa que no corresponde con un salario de 92 mil 316 pesos mensuales (más una prestación de $22,500 al mes como “apoyo parlamentario” y $18 mil también cada 30 días como “apoyo legislativo” para el desempeño de sus funciones).

La última y nos vamos

Por lo demás, el punto no es qué ofrecen Cecilia y Alberto (en este caso una insultante pieza de pan duro afuera de un hospital, o una raquítica despensa de 100 pesos comprada en Bodega Aurrerá para lucrar con el pobrismo) sino qué piensan.

Pese a formar una tercia junto a Américo Villarreal Santiago, el delegado de Bienestar en Coahuila, dicen que son un “grupo” y como el español es un lenguaje de poco lustre, para darle mayor caché se autodenominan “Team”.

Más allá de los lugares comunes que utilizan para salir al paso, lo importante es por qué y para qué quieren el poder los tres. Ahí, en el debate de las ideas, están derrotados de inicio y en la lona. Lo peor para su causa: en Coahuila todo mundo lo sabe.

Publicación anterior Exige Luis Fernando a Román que deje de acosar y agredir
Siguiente publicación Santos ante Gallos; duelo con noble causa
Entradas relacionadas
Comentarios
  Estaciones ;