
La Policía Municipal de Torreón, bajo la administración del alcalde Román Cepeda, vuelve a estar en el ojo del huracán tras un nuevo escándalo protagonizado por un comandante de apellido Zarazúa, quien desató una riña en el Paseo Morelos la noche del sábado, en una zona conocida por sus bares.
Según reportes, alrededor de las 22:00 horas, autoridades estatales y de la Agencia de Investigación Criminal acudieron a un bar tras un reporte de personas armadas en ropa de civil. En el lugar, Zarazúa, acompañado de escoltas también de civil, causaba alboroto. Para evitar su detención, fue sacado por la parte trasera del establecimiento. Horas más tarde, entre las 2:00 y 3:00 de la mañana, una unidad de la Policía de Acción y Reacción (PAR) atendió otra riña en la misma zona, donde un ciudadano era golpeado por personas ligadas al comandante. Testigos aseguran que Zarazúa, al percatarse de la llegada de más unidades, se escondió en su camioneta, protegido por elementos municipales que lo trasladaron para evitar su arresto.
Este incidente no es un hecho aislado. La Policía Municipal, dirigida por César Perales, enfrenta constantes críticas por su desorganización y falta de profesionalismo. Apenas la semana pasada, un elemento del Grupo Reacción Torreón fue señalado por asesinar a un ciudadano por la espalda en el Ejido Nueva Mieleras, incrementando la desconfianza ciudadana. Además, Perales ha sido acusado de violencia por su ex pareja, lo que agrava la percepción de una corporación sin rumbo.
La opinión pública también cuestiona la relación de la Policía Municipal con los bares de la zona, a los que presuntamente protege para operar hasta altas horas, argumentando que en la región lagunera de Durango los antros cierran más tarde. Las acusaciones de favoritismo y corrupción han salpicado incluso al alcalde Román Cepeda, quien en recientes declaraciones respaldó a la corporación, minimizando las críticas.
El historial de Zarazúa, señalado como un comandante con problemas de alcoholismo que frecuenta bares y cantinas, pone en entredicho la capacidad de la Dirección Municipal para mantener el orden entre sus propios elementos. "¿Cómo pueden exigir disciplina si los comandantes actúan como delincuentes?", cuestionó un ciudadano en redes sociales, reflejando el sentir general.
Las sospechas de que Perales y el propio alcalde podrían estar recibiendo beneficios económicos de comandantes involucrados en irregularidades han comenzado a circular, aunque no hay pruebas concretas. Lo cierto es que la Policía Municipal de Torreón, lejos de ser un pilar de seguridad, se percibe como una institución que protege intereses particulares y no a la ciudadanía.
Este nuevo escándalo, sumado a los antecedentes de la corporación, deja claro que la crisis de confianza no se resolverá pronto. Como dijo un vecino del Paseo Morelos: "A esta historia todavía le falta mucha carretera".
La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo permitirá el alcalde Román Cepeda que su policía sea motivo de vergüenza para Torreón?