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Arteaga: contra incendios forestales muy leones; ¿y contra negocios inmobiliarios?

A la Semarnat llegó el pasado 10 de abril un proyecto que requiere autorización de riesgo ambiental

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A los sampetrinos que pretenden crear un viñedo más en Parras, una zona estresada por el agua de uso agrícola y en conflicto, se suman otros sampetrinos que proyectan un enésimo fraccionamiento campestre en Arteaga, sector que institucionalmente se protege de los incendios forestales en Semana Santa y no existen restricciones en destinar brigadas y equipo al mínimo riesgo (nada en contra de lo anterior, por lo demás) pero no de los negocios inmobiliarios que suponen cambio de uso de suelo y tala, por tanto impacto ecológico permanente y equivalente.

Al escritorio de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno Federal llegó el pasado 10 de abril un proyecto que requiere autorización de riesgo ambiental para -entre otras cosas- deforestar 11 hectáreas de coníferas en la Sierra de El Diamante, para construir el Fraccionamiento La Artesa, un exclusivo desarrollo de 184 lotes campestres enclavado en 125 hectáreas de bosque de pino (otras 125 hectáreas componen la primera etapa que ya inició).

Es encabezado por la persona moral Breakaway Desarrollos Inmobiliarios, S.A.P.I. de C.V., representada por Rodolfo Jesús Treviño Juárez, de 37 años de edad, propietario a partes iguales junto con José Joaquín Garza Villarreal, de 35 años.

Su justificación principal es la “demanda de alojamientos vacacionales de calidad”, y su promesa es que “se tratará, de ser posible, de respetar el arbolado adulto para su remoción”.

Por separado, ostentan un convenio firmado con la Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno de Coahuila, con fecha 1 de febrero de 2024, mediante el cual reciben semillas para reforestación, aunque sin ningún tipo de seguimiento ni plan de control por parte de la Secretaría, cuya titular es Susana Estens de la Garza.

Originalmente, el 16 de febrero de 2023, se presentó un documento a Semarnat, denominado “Artesa”, impulsado igualmente por Breakaway Desarrollos Inmobiliarios, S.A.P.I. de C.V., con el objeto de destinar 125 hectáreas al mismo fin: fraccionamiento campestre, ubicado en un predio rústico del ejido El Diamante. En este caso proyectado a 10 años. Para establecerse dicha obra, como se difundió en su día, implica desmontar “elementos de bosque de pino”.

El 22 de abril se publicó aquí que a la mesa de Semarnat llegó para su valoración el mes pasado un proyecto agrícola para cultivo de uva denominado “El Berrendo”, el cual pretende establecerse en tierras de uso común, ubicadas en el Ejido Huariche, de Parras, y supone un cambio de uso de suelo en 60.79 hectáreas de vegetación forestal.

Lo mismo: tala y desmonte. No sólo ello, requiere “obras de control de escurrimientos, para la captación, desvío y reincorporación a cauces naturales” por los próximos 30 años.

La inversión será de 84 millones de pesos y de aprobarse será realizada por Finca las Estrellas, S.A. de C.V., razón social que pertenece a un par de texanos-sampetrinos; de Nuevo León, no de Coahuila: los hermanos Daniel y Brandon de apellidos Milmo Brittingham.

Si bien las necesidades hídricas de la vid son bajas en comparación con otro tipo de cultivos, se trata de un negocio de elite y glamur. Inaccesible para campesinos y agricultores. Sobra decir que además de una inversión importante, en el proceso productivo lo primordial es el agua.

Y así, poco a poco, los recursos naturales de Coahuila quedan en manos de regios. ¿Acaso por ser los únicos con visión y emprendedores?

Cortita y al pie

En Arteaga el boom del ladrillo no se detiene. A destajo. Simultáneos desarrollos en amplias parcelas de la sierra son legalizados por el Municipio bajo laxas autorizaciones de uso de suelo, construcción, adecuación, alineamiento, fusión y subdivisión. Como si fuese una oficialía de partes que simplemente sella oficios, más que una autoridad en la materia que podría negarlos.

Lo irónico es que la tramitación de miles de hectáreas no supone ingresos bastantes a la caja de Tesorería para cubrir necesidades básicas del Ayuntamiento.

La última y nos vamos

La fiebre del oro inmobiliario llegó antes que Tesla. Nuevos ricos fraccionando hectáreas en zonas privilegiadas que se protegen hasta con helicópteros que caen, como sucedió en la semana. Lo clásico, pues. Tantas veces publicado en este mismo espacio.

Gentrificación rural, es el concepto.

 

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