17 años han pasado de aquella calurosa tarde, en el que la Comarca Lagunera se volvió una caldera de pasiones con la obtención del tercer título de Santos Laguna dentro de la Liga Mexicana, coronándose como el monarca dentro del Clausura 2008 y dejando atrás muchos fantasmas que lo perseguían.
Y es que, un equipo que un año antes peleaba por la permanencia en la Primera División, daba un giro de 180 grados para convertirse en una de las instituciones más respetadas por su futbol, efectividad e historia de éxitos en un corto plazo, llegando constantemente a la pelea por el título y en ese 1 de junio, coronando con la tercera estrella sobre su escudo.
Luego de dejar atrás la lucha por el descenso, los Guerreros comenzaron a armar un plantel muy competitivo, manteniendo la base que, en diciembre del 2006, Grupo Modelo había conseguido para la permanencia, con Oswaldo Sánchez, Iván Estrada, Fernando Ortiz, Juan Pablo Rodríguez, Daniel “Hachita” Ludueña y Matías Vuoso, sumando algunos nombres al plantel como Miguel Becerra, Jonhy García, Juan Pablo Santiago y un desconocido joven de origen ecuatoriano, llamado Christian “Chucho” Benítez.
Esa plantilla que se convirtió en una pesadilla para los rivales, hizo suyo el torneo apertura, en donde los albiverdes lograron romper un record personal del equipo, con 38 puntos, producto de 11 victorias, 5 empates y una sola derrota en fase regular, mientras que en liguilla, dejaron en el camino a Monarcas Morelia en cuartos, cayendo en semifinales ante los Pumas de la UNAM y dejando una espina clavada en el entonces entrenador de Santos, Daniel Guzmán.
Para el arranque del Clausura, los albiverdes solo sumaron un refuerzo bomba, siendo el seleccionado nacional Fernando Arce, quien llegaría a La Laguna como parte de un convenio con Tv Azteca, que eran dueños de Monarcas para firmar las transmisiones de Santos con la televisora del Ajusco, por lo que, a palabras del “Travieso” Guzmán, el plantel se encontraba completo para disputar el torneo.
Y el trabajo diario dio frutos para el equipo de la Comarca, ya que en la fase regular, consiguieron terminar como segundo lugar general, con 31 unidades, producto de 8 victorias, 7 empates y una derrota, por lo que, se enfrentarían en cuartos de final a los Rayos del Necaxa, quienes dejaron en el repechaje a Atlas, los laguneros vencieron a los hidrocálidos en el global por 3-2, avanzando a semifinales ante Monterrey.
En su encuentro contra Rayados, la ida se disputó en el Estadio Tecnológico, culminando con un empate a un tanto, con anotaciones de Humberto Suazo por los neoleoneses, mientras que Benítez anotó por Santos, dejando todo para el partido de vuelta, dejando uno de los duelos más dramáticos en la historia del club, en el que, los rayados se fueron al frente con la anotación de Jared Borgetti, acrecentando su ventaja con la anotación de “Chupete”, para dejar al borde de la eliminación a Santos, pero la motivación de los aficionados hizo que los Guerreros remontaran el marcador, primeramente con la anotación de Matías Vuoso a la media hora de juego, y, en el tiempo agregado, apareciera de forma milagrosa Fernando Arce con un remate de palomita para vencer a Jonathan Orozco e igualar el global, dejando a Rayados fuera de la pelea por el título.
Ya en la final, los Guerreros se toparon a Cruz Azul, en donde, la ida, disputada en el estadio Azul fue dominada por Santos, que vino de atrás para vencer 2-1 a la Máquina con anotaciones de Christian Benítez y Fernando Arce, mientras que por los cementeros anotó el uruguayo Nicolás Vigneri, dejando todo para la vuelta.
Y ese domingo llegó, el 1 de junio del 2008, La Laguna se paralizó para ver la final de vuelta, 45 grados marcaba el termómetro previo al encuentro y el nuevo trofeo de la FMF se encontraba a un costado de la cancha para ser entregado al próximo monarca del Clausura.
Al llegar las 16:00 Horas, Armando Archundia hizo sonar su ocarina y comenzaron las hostilidades, dejando a Santos y Cruz Azul disputarse una estrella más para su escudo, y con 15 minutos transcurridos, Edgar Castillo tomó la pelota por la banda izquierda, recortando al centro y sirviendo un pase hacia Daniel Ludueña, quien paró la pelota y disparó con potencia y colocación al ángulo superior izquierdo de Yosgart Gutiérrez, para mandar la pelota al fondo de las redes y hacer estallar el antiguo estadio Corona en un grito ensordecedor de gol, Santos tomaba la ventaja y se acercaba al título, pero la “Máquina” no iba a ceder tan rápido, por lo que comenzaron a mandar ataques al arco de Oswaldo con disparos por parte de Pablo Zeballos y Nicolás Vigneri, además de llegadas en las que Bonet, Torrado, Villaluz y Riveros estuvieron cerca, pero no concretaron.
De igual forma, los albiverdes estuvieron cerca de acrecentar la ventaja en un par de ocasiones en los pies de Benítez, Vuoso y Peralta, que aunque, Ludueña abandonó por lesión el partido, también estuvo cerca de anotar nuevamente, pero quedó en un disparo cercano solamente.
Cerca del final, Cruz Azul empató, con un tiro libre que Jaime Lozano alcanzó a puntear, cambiando de dirección el esférico y perforando el arco de Sánchez, dejando el 1-1 en el electrónico del Corona y resurgiendo la esperanza de los aficionados a los capitalinos que hicieron el viaje a Torreón, misma que Benítez estuvo cerca de apagar en un contragolpe acompañado de Oribe Peralta, quien con un pase dejó solo al “Chucho”, que disparó a la salida de Yosgart y su disparo pegó en la base del poste, ahogando el grito de gol en la tribuna y devolviéndole el alma al cuerpo a Sergio Markarián, entrenador de los azules.
El tiempo reglamentario culminó y Archundia sonó el silbato, Santos Laguna lo había logrado, consiguió su tercera estrella y lograron vencer a la “Máquina”, que en ese momento ya acumulaba 11 años sin títulos oficiales, este título comenzó un camino de reconocimiento a nivel nacional para los Guerreros, con Oswaldo levantando el trofeo y llenando las calles de La Laguna con algarabía y júbilo.
