
Por Peniley Ramírez
Jeanette Vizguerra es mexicana, llegó a vivir a Estados Unidos en la década de 1990 y es una de las activistas migrantes más influyentes en ese país. Durante la primera Administración de Donald Trump, cuando su condición de migrante indocumentada ya era pública, ella buscó refugio dentro de una iglesia en Colorado, donde permaneció durante 86 días.
Con ella, se extendió el movimiento conocido como “iglesias santuario”, por el que otras personas buscaron refugios en iglesias, uno de los pocos lugares donde no entraban los agentes de migración. Vizguerra se convirtió en un símbolo. Ahora, tras pocos meses de un nuevo mandato de Trump, ella está presa en una cárcel migratoria.
En 2017, Vizguerra fue nombrada una de las Personas del Año por la revista Time. Continuó peleando su estatus migratorio y organizando a su comunidad migrante. El año pasado, cuando Trump ganó la Presidencia, Vizguerra dijo a sus compañeros que debían tener cuidado porque “esta vez va a venir peor”.
Algunos periodistas, colegas, miembros de su comunidad, advirtieron a Vizguerra que tuviera cuidado, mantuviera un bajo perfil, estuviera callada y creara un plan para sí misma. Pero ella dice que no pudo mantenerse en silencio. Durante las primeras semanas del nuevo mandato de Trump, hizo videos en sus redes sociales, participó en marchas, avisó a otros migrantes sobre sus derechos, les explicó qué podía pasar si los detenían. En marzo, participó en una marcha y habló duramente sobre las medidas de la nueva Administración. Al día siguiente, la detuvieron agentes de migración.
Mientras la detenían, ella vio en el teléfono de uno de los agentes que él estaba monitoreando sus redes sociales. Otro le dijo: por fin te atrapamos. Poco después, una alta oficial de prensa de Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de EU, tuiteó sobre Vizguerra. Dijo que detendrían migrantes “aunque estuvieran en la revista Time”. Ahora, desde una cárcel migratoria en Colorado, Vizguerra pelea su caso. Y desde allí, habló sobre Trump, el negocio de las cárceles migratorias y su posible regreso a México, en una entrevista exclusiva que nos dio para Latino USA, el programa de radio pública estadunidense que dirijo.
Vizguerra tiene el cabello rizado y largo, una sonrisa franca, como de niña, y los ojos de quien ha guardado para sí mucho dolor. Dice que lo más duro fue que la detuvieran frente a sus hijos. En la primera Administración Trump, condenó la separación de familias. Ahora, habla también de las empresas privadas multimillonarias que son dueñas de los centros de detención y cabildean leyes antimigrantes en Washington. “Es un ciclo”, dijo a mi colega Maria Hinojosa.
Hinojosa le preguntó sobre su detención. Mirándola fijamente, Vizguerra respondió: “Soy una presa política”. Luego, habló de Trump. Dijo que ella está presa por una infracción de tránsito, mientras él está acusado de 35 delitos y dirige la Casa Blanca. “No somos iguales”, dijo, “¿quién es el real criminal?”.
“Trump –continuó– no tiene un plan real para el pueblo y está distrayendo todo eso con el tema de inmigración”. Ahora, mientras pelea su caso en cortes de EU, Vizguerra también se dice lista para volver a México. Cree que ha dejado sus semillas en EU, a través de sus hijos y sus compañeros. Cree que mantendrá su influencia para denunciar abusos de migración, aunque la deporten. “Voy a tener un alcance binacional”, dijo. “Estaré trabajando también por mi país”.
El caso de Vizguerra es simbólico porque muestra cómo la Administración Trump ha detenido a activistas con gran peso en la opinión pública, que han condenado abiertamente sus políticas. El caso se une al de Mahmoud Khalil, un estudiante de la Universidad de Columbia a quien arrestaron después de que organizó protestas pro-Palestina en el campus; al de otros activistas que han sido detenidos o estudiantes cuyas visas están siendo revocadas.
En México, el caso de Vizguerra casi no se conoce. Sin embargo, si la deportan se convertirá, no tengo duda, en una de las voces más influyentes por los derechos de los migrantes y denunciará los abusos del poder, no sólo en EU, sino también en México.