
Comunicado sobre conflicto en Medio Oriente
Ciudad de México.- Con dolor y tristeza hemos escuchado que las armas cada día se muestran con más fuerza haciendo más difícil encontrar voces de diálogo, de encuentro y negociación que hagan posible la paz.
Este domingo nos compartió el Papa León XIV, después de rezo del Ángelus, su preocupación por la escalada de violencia en Medio Oriente:
Siguen las noticias alarmantes de Medio Oriente, sobre todo desde Irán, Israel y Gaza. En este escenario dramático, se arriesga a caer en el olvido el sufrimiento cotidiano de la población, sobre todo en Gaza y en otros territorios donde es urgente una ayuda humanitaria.
La humanidad grita e invoca la paz. Es un grito que pide responsabilidad y razón, y no debe de ser sofocado por el fragor de las armas y por palabras retóricas que incitan al conflicto. Cada miembro de la comunidad internacional, tiene una responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra antes de que esta se convierta en un escalafón imparable, no existen conflictos lejanos cuando la dignidad humana está en juego. La guerra no resuelve los problemas, más bien, los amplía y produce heridas profundas en la historia de los pueblos que llevan generaciones para sanar.
Que la diplomacia haga callar las armas, que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia y con conflictos sangrientos.
La Iglesia en México se une a este llamado del Papa León XIV, pidiendo la paz para la humanidad entera. Todos hemos de ser humildes, inteligentes y valientes para comprender que “la guerra es siempre una derrota” (Papa Francisco) y que la paz sólo se logra con el diálogo, “desarmado y desarmante” (Papa León XIV).
Pedimos a todas las diócesis en México a unirse en oración por la paz en nuestro país y el mundo entero. El ofrecimiento de nuestras Eucaristías, el rezo del Rosario y toda oración por la paz que podamos hacer servirá para que los corazones de quienes promueven la guerra se dejen iluminar por Dios y reconozcan que el diálogo es el único camino para vivir en paz.
Cristo es nuestra Paz, y en Él nosotros tenemos nuestra esperanza.