
Saltillo, Coah.- El camión iba a reventar, había gente hasta de pie en el pasillo… de pronto sentimos un golpe muy fuerte por atrás y todo se vino abajo. Se desprendieron algunos asientos, la gente gritaba, otros no se movían”, así inicia el testimonio de Alberto Sánchez, un joven de 18 años que viajaba junto a su novia María Hurtado en el autobús siniestrado.
Ambos sobrevivieron, y fue en ese encuentro con su madre donde Alberto, todavía en shock, relató los minutos de horror que vivieron.
Desde temprana hora, familiares de las víctimas del trágico accidente ocurrido en la carretera Los Chorros comenzaron a llegar en busca de noticias sobre sus seres queridos, algunos de los cuales arribaron gravemente heridos tras la colisión en la que al menos tres personas perdieron la vida.
OTROS TESTIMONIOS DE FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS
En ese mismo lugar, Erika, entre lágrimas y con la voz rota, esperaba noticias de su madre, Josefina Sánchez, quien se dirigía a Saltillo a trabajar como cada lunes. Esta vez, la rutina se rompió de forma trágica: Josefina resultó con lesiones graves y, según versiones médicas preliminares, habría perdido una pierna a causa del impacto. “Mi mamá siempre tomaba ese camión cada ocho días. Hoy la vida nos cambió a todos”, dijo Erika mientras no dejaba de llorar.
A un costado, Don José Cruz Pérez, padre de Paola Michelle, de 22 años, también aguardaba noticias. “Ella vive en Saltillo y no suele tomar ese camión… fue una mala jugada del destino”, expresó, como si aún no asimilara lo ocurrido.
Entre los testimonios también surgieron denuncias. Algunos familiares señalaron que la empresa responsable del autobús no hizo valer el seguro de viajero, por lo que varios lesionados tuvieron que esperar o ser atendidos en hospitales privados mientras sus familias buscaban alternativas para pagar los gastos.
La tragedia de Los Chorros no solo dejó heridos y pérdidas humanas: dejó también una estela de dolor, incertidumbre y muchas preguntas sin respuesta. Mientras tanto, en las afueras del hospital, lo único que se escuchaba era el eco de las oraciones y los sollozos de quienes aún esperaban una buena noticia.
Con información de Teresa Quiroz