Torreón, Coahuila. – 20 de mayo… el Día más Santo. Esta fecha es sagrada para los Guerreros del Santos Laguna, marcando momentos de gloria y triunfo en su historia futbolística. En esta misma jornada, el destino ha tejido tres de los más preciados laureles que adornan las vitrinas del club en la Primera División: Verano 2001, Clausura 2012 y Clausura 2018.
La cábala albiverde comenzó en el Verano del 2001. Los dirigidos por Fernando Quirate, mejor conocido como “El Sheriff”, obtuvieron su segunda estrella de campeón tras vencer a los Tuzos de Pachuca con un marcador de 3-1.
La batalla no fue sencilla, pues en el juego de ida disputado en el Estadio Hidalgo, Santos Laguna cayó 2 goles por 1. Sin embargo, en el siguiente partido lograron remontar el resultado haciendo valer la antes conocida como “Casa del Dolor Ajeno”, el Estadio Corona.
En el Clausura 2012, Santos Laguna se alzó para disputar la gran final contra uno de sus acérrimos rivales: los Rayados de Monterrey. Bajo el mando de Benjamín Galindo, quien dejó su huella tanto como jugador (1996) como entrenador, el equipo bordó la cuarta estrella en su historia.
Este logro tuvo doble mérito para los Guerreros, pues significó la revancha contra el mismo equipo que los había dejado como subcampeones en la Concachampions. Además, después de un empate 1-1 en el partido de ida en el Estadio Tecnológico, el global terminó 3-2 en el Territorio Santos Modelo, el recién estrenado estadio de los laguneros.
Fue en el Clausura 2018 cuando Santos y Diablos se enfrentaron en otra Gran Final. En esta ocasión, Robert Dante Siboldi estaba al mando del conjunto lagunero que, con un juego discreto pero efectivo pudo sacar adelante el resultado y con ello conquistar el sexto título de los Guerreros. El primer partido se jugó en el Estadio Corona con ventaja de 2-1 para Santos; mientras que en la vuelta un empate bastó para asegurar la victoria global, en el Nemesio Diez.
¿Destino o casualidad? No lo sabemos, pero el 20 de mayo es una fecha impregnada de gloria para los Guerreros del Santos Laguna, donde el destino y la determinación se entrelazan para forjar una leyenda inquebrantable.
