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La Laguna, Francisco I. Madero y el antireeleccionismo

La Revolución Mexicana no se explica entonces sin el papel decisivo de ciudades como Torreón y San Pedro de las Colonias, plataformas de despegue del Maderismo en el país y que derivaron en la lucha política contra Díaz y los conservadores de la época.

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Cuando se habla de Francisco I. Madero, el llamado “Apóstol de la Democracia”, la historia popular nos remite casi siempre hacia el año 1910 y su lucha nacional por conquistar la Presidencia de la República, son pocos los casos en los que se retoma el origen de ese episodio histórico, con sus precedentes directos en Coahuila y sí, con la ciudad de Torreón como escenario principal.

En el imaginario nacional es difícil encontrar relatos en los que se retome a un Madero empezando desde abajo, en las pequeñas ciudades y pueblos, convenciendo de a pie a cada ciudadana y ciudadano de apoyar su causa contra el reelecionismo que representaban Porfirio Díaz y sus aliados; difícil imaginar a un Madero organizando sus primeros grupos políticos locales hasta antes del 20 de noviembre de 1910.

La Revolución Mexicana no se explica entonces sin el papel decisivo de ciudades como Torreón y San Pedro de las Colonias, plataformas de despegue del Maderismo en el país y que derivaron en la lucha política contra Díaz y los conservadores de la época.

Para 1907 Torreón contaba con poco más de 27 mil habitantes, en septiembre de ese año había dejado atrás su rango de villa para convertirse en ciudad, contaba ya con un mercado, una escuela primaria digna y algunas calles empezaban a ser pavimentadas, bancos importantes operaban en su zona centro y su conectividad ferroviaria la había convertido en punto clave para la economía del país, pero también comenzaba a ser referente de la política nacional.

Previo al estallido de la Revolución Mexicana en 1910, Torreón se levantaba como una de las últimas urbes de la llamada “modernidad porfiriana”, la estabilidad y el avance eran factores destacables entre la sociedad de aquella época, lo que favoreció que la semilla de la alternancia encontrara suelo fértil entre las mentes de esta nueva ciudad.

Para 1908 la Laguna y Coahuila ya eran escenarios de movimientos de resistencia al oficialismo, principalmente a manos de los hermanos Flores Magón y de otros pensadores liberales como Manuel Oviedo y Orestes Pereyra, lo que generó una inquietud de parte del gobierno porfirista, causando a su vez un refuerzo en el número de agentes federales que resguardaban la Laguna y la ciudad de Torreón.

Meses después, el presidente Porfirio Díaz admitió en una entrevista internacional su disponibilidad para acceder a la alternancia política en México, ello detonó un interés inmediato en el recién publicado libre de Francisco I. Madero: “La Sucesión Presidencial”, lo que detonó la creación de nuevos clubes políticos en el país y especialmente en Coahuila, bastión de Madero y de su círculo cercano.

En Torreón se comenzó a concretar la creación del llamado Club Organizador del Partido Democrático, mismo que estaba compuesto por simpatizantes de Bernardo Reyes, quienes estaban en contra del circulo llamado “Los Científicos”, responsables de aterrizar las políticas de Porfirio Díaz en diversos ámbitos, principalmente la economía y la administración política.

El 4 de Julio de 1909, llegó a Torreón un grupo de propagandistas del Club Organizador del Partido Democrático, siendo sus más destacados miembros, Benito Juárez Maza (hijo del presidente Juárez), Rafael Zubarán, Jesús Urueta y Heriberto Barrón, ese mismo día por la tarde tuvo lugar un mitin político en el Teatro Ricardo de la Vega, mitin que ya había sido convocado por el grupo reyista de Torreón, se unieron para formar el Club Democrático que había de sostener en las cercanas elecciones presidenciales la fórmula Díaz-Reyes.

Con la formación de este club, se garantizaba una nueva corriente política alternativa al oficialismo, Madero entonces se enfocó en promover primero una campaña antireeleciconista a nivel estatal, posteriormente encabezó la lucha democrática en San Pedro de las Colonias, obteniendo la primera victoria de un ayuntamiento en el país que no tenía el visto bueno de Porfirio Díaz y el oficialismo,
Siendo escenario la ciudad de Torreón, Madero estuvo apoyando su causa contra la reelección desde el 23 y hasta el 26 de julio de 1909, encabezando reuniones entre empresarios, obreros y clase trabajadora en general, además de algunos políticos prominentes con simpatía por un cambio del estado político.

“Convinimos que inmediatamente se convocaría a una Convención en Torreón integrada por los presidentes de todos los clubes independientes del Estado. En esa convención se debía discutir la política que seguiríamos”, señaló Francisco I. Madero en sus memorias respecto a su campaña en la Laguna.

Los meses siguientes serían claves para el desarrollo de su lucha política en el país, más y más adeptos se fueron adhiriendo a su causa, de forma que, junto con la lucha armada, orillaron pronto al régimen de Porfirio Díaz a desistir de seguir una lucha encarnizada por el poder.

Una de las batallas más difíciles de asimilar para el oficialismo y para la memorabilia histórica nacional, fue sin duda la primera toma de Torreón ocurrida entre el 13 y el 15 de mayo de 1911, de la mano de Benjamín Argumedo y bajo el pretexto de la “lucha maderista”, se erradicaron de Torreón a las fuerzas federales y se perpetró una masacre de 303 ciudadanos de origen chino.

Eventualmente, dichos episodios derivaron en la dimisión de Díaz de la presidencia de la república, ocurrida finalmente el 25 de mayo de ese mismo 1911; se embarcaría en Veracruz con rumbo a Francia, país en el que falleció años más tarde y en el que aún siguen enterrados sus restos.

Madero por su parte, tomó la presidencia de la república en noviembre de ese año, ocupando el cargo por unos 15 meses y siendo asesinado posteriormente por su ministro de guerra, el oficialista Victoriano Huerta, dando paso a lo que muchos historiadores consideran el inicio de la “verdadera revolución mexicana”.

En Torreón el legado de Díaz trató de ser borrado política e históricamente, la plaza principal de la ciudad, originalmente nombrada “2 de Abril”, en memoria de una gesta heroica de Díaz en 1867, fue cambiada de nombre a “Plaza de Armas”, además de que algunas placas y calles se renombraron posteriormente en honor a los revolucionarios más famosos.

¿Qué hubiera pasado con Francisco I. Madero si hubiera iniciado su lucha en otro lugar fuera de la Laguna?

La respuesta la tiene usted.

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