Ciudad de México.- Luego de que Ismael El Mayo Zambada fuera capturado en Estados Unidos hubo mucha curiosidad por conocer su rostro, oculto durante más de 20 años, y lo primero que sorprendió fue su nariz que le daba un aspecto muy diferente a las fotografías conocidas de él cuando era joven.
Entre los que han investigado el narcotráfico en México, Anabel Hernández es una de las más reconocidas. Además de su labor en diversos medios, ha escrito libros sobre el tema. Actualmente, también tiene un podcast titulado Narcosistema y fue en un reciente episodio que compartió dos audios de comunicaciones entre miembros del cartel de Sinaloa que fueron interceptadas.
Uno de los audios revelaría un detalle poco conocido de su apariencia física.
Es él, la nariz la tiene así porque hace muchos años se la operaron y no quedó exactamente bien.
De acuerdo con la escritora, estos registros llegaron a ella el pasado viernes 2 de agosto, ocho días antes de que el narcotraficante publicara su misiva.
El tema de la nariz del capo ya había sido detallado anteriormente por Hernández en su libro El traidor. El diario secreto del hijo del Mayo, que fue publicado en 2019. En una parte de la obra relata un encuentro entre un narcotraficante colombiano, llamado Jorge Cifuentes, y como este vio a Zambada consumir cocaína. ‘El Mayo’ se quejó de que no era de la mejor calidad, pero al menos tenía calidad comercial”, indicó.
En ese mismo contexto, el libro revela que Álex Cifuentes, hermano del colombiano, comentó en su testimonio en la Corte de Distrito Este de Nueva, York, en el juicio contra “El Chapo” Guzmán, que “El Mayo” llegó a consumir tanta cocaína que le tuvieron que operar la nariz.
Cómo afecta la cocaína a la nariz
La nariz tiene un papel fundamental para el organismo. Además de ser el orificio por donde entra el aire, prepara a éste para que llegue bien acondicionado a nuestros pulmones, filtrándolo, humificándolo, y calentándolo.
La inhalación regular de cocaína puede causar daños en la nariz y en el sentido del olfato de diversa índole y gravedad, tales como:
• Irritación de la mucosa
• Sequedad nasal y formación de costras
• Inflamación crónica y secreción continuada
• Dolor nasal
• Dificultad respiratoria nasal
• Alteración o pérdida del olfato
• Hemorragias nasales
• Infecciones de los senos paranasales (sinusitis)
• Perforación y destrucción del tabique nasal
• Perforación del paladar
• Hundimiento y deformidad nasal
