
En Torreón, la inseguridad no solo se siente, se mide. Según la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, la percepción de inseguridad entre los torreonenses pasó de 32.7% en diciembre de 2024, a 42.4% en marzo de 2025. Diez puntos más en sólo tres meses.
Y no, no es percepción distorsionada, ni narrativa opositora; es el resultado tangible de un gobierno municipal que perdió el control del timón en materia de seguridad.
El alcalde Román Alberto Cepeda sigue más ocupado en justificar lo injustificable, que en corregir el rumbo. El director de Seguridad Pública, César Perales, suma escándalos por abusos policiacos, encubrimientos, operativos fallidos y un Grupo de Reacción Torreón que más parece escuadrón del miedo. Y en medio de todo, el secretario del Ayuntamiento, José Ganem, convertido en florero institucional y dando problemas por pleito de cantinas.
Los números del INEGI son una llamada de atención... pero también una sentencia. No hay estrategia, ni liderazgo, y lo que sí hay —en abundancia— es impunidad. Si la tendencia continúa, el gobierno de Román no solo pasará a la historia por su desdén hacia la ciudadanía, sino por haber dinamitado lo que se había logrado en seguridad.
No hay control
Si alguien quiere entender por qué en Torreón la percepción de inseguridad va al alza, basta con mirar a quienes están al frente del Ayuntamiento. El operativo criminal en Nuevo Mieleras, donde un joven ejidatario fue ejecutado por un policía municipal mientras yacía boca abajo, no fue un hecho aislado. La respuesta institucional fue esconder al agresor, proteger al Grupo de Reacción Torreón y reprimir a los deudos en plena calle. Así opera la Seguridad Pública de César Perales.
¿Y el alcalde? Brilla por su ausencia. ¿El secretario del Ayuntamiento? Pepe Ganem, más ocupado en armar pleitos en una cantina, que en responder por el desgobierno. ¿Y el segundo al mando de la policía? El subdirector Daniel Zarazúa, también en escándalos cantineros, rodeado de civiles armados y salvado de ser detenido por la Agencia de Investigación Criminal.
También destaca el hecho donde un elemento del GRT y un ex policía municipal golpearon a palos a un agente estatal en activo. El desorden total, co la Policía como protagonista.
El INEGI solo midió lo que Torreón vive a diario. Porque en esta ciudad, la violencia se ejerce desde el poder.
Percepción municipal
Y en la misma medición del INEGI donde se confirma el retroceso de Torreón, de diez puntos en percepción de insegurdad, otras ciudades de Coahuila, como Saltillo y Piedras Negras, aparecen entre las cinco más seguras del país.
Saltillo, con Javier Díaz González al frente del gobierno municipal, destaca como la capital estatal más segura.
Estos dartos dejan ver que la percepción de inseguridad es municipal, y no generalizada, y en buena medida tiene qué ver el desempeño de la Policía local y los agrupamientos correspondientes.
No es un juego
Con los resultados de la reciente medición del INEGI sobre percepción de inseguridad pública en Torreón, vuelve a la memoria el reiterado llamado de organismos de la sociedad civil y de representantes del sector privado para que el gobierno de Román Alberto Cepeda ponga orden a uno de los sectores prioritarios: la seguridad pública.
También está el comentario, velado, de ex alcaldes, respecto a los continuos tropezones de “Robán”, como el diputado Antonio Attolini Murra apoda al alcalde y de integrantes de su equipo cercano, como el secretario del Ayuntamiento, José Ganem. La seguridad pública costó mucho y ahora la están pulverizando.