WhatsApp
Pronostico del tiempo
Twitter
Instagram
YouTube
Facebook

+

Aimee Lou Wood, la actriz de The White Lotus contra la dictadura dental de Hollywood

Wood, de 31 años, no usa carillas ni ha pasado por blanqueamientos ni ortodoncia

  • 7

Ciudad de México.- El mítico programa Saturday Night Live (SNL) lleva nada menos que cinco décadas sacando punta a la actualidad con sus sarcásticos ‘sketches’. Sin embargo, uno de ellos le ha obligado estos días a pedir disculpas. Se trata del ‘gag’ en el que parodiaban la tercera temporada de la exitosa serie de Max The White Lotus, ambientada en Tailandia, después de las quejas de una de las actrices de la ficción.

La actriz británica Aimee Lou Wood denunció en sus redes sociales la parodia “cruel y sin gracia” que habían hecho sobre ella en el último programa de ‘Saturday Night Live’. En el ‘sketch’, titulado The White Potus, los personajes de The White Lotus fueron sustituidos por Donald Trump, su familia y miembros de su equipo.

Durante años, Aimee Lou Wood pensó que nunca lograría una carrera en el cine. No por falta de talento, sino por sus dientes. Aquellos que la convirtieron en blanco de burlas durante su infancia hoy son celebrados por el público y la crítica, a raíz de su aparición en la última temporada de The White Lotus. Su dentadura natural —ligeramente sobresaliente, con un notorio diastema entre las paletas— ha desatado una conversación global sobre la belleza, la autenticidad y el peso de las apariencias en la industria audiovisual.

En un medio donde las sonrisas perfectas son casi un requisito —incluso cuando se interpretan personajes marginales o de época—, el rostro de Wood irrumpe con una fuerza inesperada. Su imagen ha sido definida como “un nuevo icono de la naturalidad”, mientras los elogios llueven en redes sociales y medios internacionales. The New York Times y Vanity Fair han dedicado textos a lo que llaman su “sonrisa real”, celebrándola como una bocanada de autenticidad en una industria de rostros moldeados.

El fenómeno no es casual. El creador de la serie, Mike White, alentó a la actriz británica desde el primer día de rodaje: “No tengas miedo de ser diferente. Libera tu lado raro”. Incluso uno de los primeros diálogos del guión parece diseñado para subrayar su singularidad: “Me encantan tus dientes”, le dice su compañera de reparto, la canadiense Charlotte Le Bon, también dueña de una dentadura que rompe con los cánones de Hollywood. El público, lejos de escandalizarse, celebró el detalle como una declaración estética.

Wood, de 31 años, no usa carillas ni ha pasado por blanqueamientos ni ortodoncia. Es hija de un vendedor de coches con problemas de alcoholismo y de una trabajadora de la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños del Reino Unido. Desde sus propias palabras, entiende el impacto de lo que representa: “Al verme, la gente se siente más segura de sus imperfecciones. Pero es raro comprobar que aquello por lo que me acosaban en el colegio es ahora lo que todos admiran”.

La repercusión ha sido tal que especialistas en odontología estética se han volcado en TikTok y otras plataformas para explicar términos técnicos como diastema (espacio entre los dientes) o labios incompetentes (cuando los labios no cubren los dientes en reposo). Muchos de ellos lo hacen con entusiasmo, pero también con cierta sorpresa: los dientes que durante décadas debían corregirse hoy generan fascinación.

Pero Wood empieza a mostrarse incómoda con la atención. “Todo esto es genial, pero ahora quiero dejar de hablar de ello. ¿Puedo hablar de mi personaje?”, respondió recientemente a un periodista, visiblemente agotada del enfoque que ha monopolizado su irrupción pública. “Es como si ahora solo fuera un par de paletas”.

Detrás del fenómeno se asoma una realidad más amplia: la presión estética sobre las sonrisas ha crecido de forma exponencial. En 2024, la industria odontológica global facturó más de 37.800 millones de dólares, una cifra que, según la revista Fortune, se duplicará en los próximos ocho años. La tendencia no es nueva: desde las carillas creadas en los años veinte por el dentista Charles Pincus —utilizadas por estrellas como Joan Crawford y James Dean— hasta las actuales sonrisas de celebridades como Tom Cruise, Demi Moore o George Clooney, la perfección dental se ha instalado como sinónimo de éxito y estatus.

La presión comienza temprano. La Asociación Americana de Ortodoncistas recomienda evaluar la mordida de los niños a partir de los siete años. En hogares con poder adquisitivo, esto suele traducirse en tratamientos correctivos desde la infancia. Y aunque para muchos se trata de una elección personal o incluso funcional, la homogeneización de las sonrisas ha generado nuevas formas de inseguridad. “Cuando todo el mundo empieza a hablar de ello, muchos se acomplejan, creando así un problema donde antes no lo había”, advierte Joyce Kahng, dentista cosmética que dejó de diseccionar sonrisas famosas en redes precisamente por este motivo.

En este contexto, la irrupción de Aimee Lou Wood no solo desafía un modelo estético: lo pone en jaque. Su éxito plantea una pregunta inevitable: ¿puede una sonrisa imperfecta convertirse en el nuevo símbolo de autenticidad? Por ahora, su caso ha abierto un debate necesario. Pero las fuerzas que sostienen el ideal de la “sonrisa Hollywood” —económicas, culturales, mediáticas— siguen siendo poderosas.

Y aunque Wood prefiera hablar de su personaje, no de sus dientes, quizá su gesto más radical haya sido, precisamente, no hacer nada con ellos.

 

Publicación anterior Aguascalientes protege a nivel constitucional corridas de toros, peleas de gallos y charrería
Siguiente publicación Agua Saludable: Concluyen en octubre puntos de recepción para Torreón
Entradas relacionadas
Comentarios
  Estaciones ;